Himnos libertarios; El himno de la CNT: "A las barricadas" y "Hijos del pueblo".
Himnos libertarios
El himno de la CNT: "A las barricadas".
A las barricadas
Negras tormentas agitan los aires,
nubes oscuras nos impiden ver,
aunque nos espere el dolor y la muerte,
contra el enemigo nos llama el deber.
El bien más preciado es la libertad.
hay que defenderla con fe y valor.
Alza la bandera revolucionaria,
que el triunfo sin cesar nos lleva en pos.
Alza la bandera revolucionaria,
que el triunfo sin cesar nos lleva en pos.
¡En pie pueblo obrero, a la batalla!
¡Hay que derrocar a la reacción!
¡A las barricadas! ¡A las barricadas
por el triunfo de la Confederación!
¡A las barricadas! ¡A las barricadas
por el triunfo de la Confederación!
La Varchavianka, Warszawianka o Varsoviana fue compuesta, en 1883, por el poeta polaco Waclaw Swiecicki, cuando estaba encerrado en una prisión de Varsovia, en un momento en que el movimiento obrero polaco sostenía duras luchas reivindicativas y peleaba contra la ocupación rusa. La canción se basó en un tema popular polaco (otras versiones apuntan a La marcha de los zuavos o Les hussards de Bercheny). Se cantó, por vez primera, en la manifestación obrera del 2 de marzo de 1885 en Varsovia y se popularizó y versioneó en toda Europa por la solidaridad del movimiento obrero con Polonia.
Con el nombre Marcha triunfal y subtítulo ¡A las barricadas!, se publicó la partitura, en noviembre de 1933, en el suplemento de la revista Tierra y Libertad de Barcelona. Los arreglos musicales para coro mixto los hizo Ángel Miret y la adaptación de la letra al español Valeriano Orobón Fernández (nacido en La Cistérniga, Valladolid). Junto a la letra se señalaba que esta canción, de carácter sindicalista, la habían traído a España unos anarcosindicalistas alemanes y se había hecho popular, sobre todo entre los jóvenes, sustituyendo a la tradicional canción anarquista española Hijos del pueblo.
El himno anarquista: "Hijos del pueblo".
(Extraido del libreto "Canciones de lucha")
Hijos del pueblo
Hijo del pueblo, te oprimen cadenas
y esa injusticia no puede seguir,
si tu existencia es un mundo de penas
antes que esclavo prefiero morir.
Esos burgueses, asaz egoístas,
que así desprecian la Humanidad,
serán barridos por los anarquistas
al fuerte grito de libertad.
Rojo pendón, no más sufrir,
la explotación ha de sucumbir.
Levántate, pueblo leal,
al grito de revolución social.
Vindicación no hay que pedir;
sólo la unión la podrá exigir
Nuestro paves no romperás.
Torpe burgués.
¡Atrás! ¡Atrás!
Los corazones obreros que laten
por nuestra causa, felices serán.
si entusiasmados y unidos combaten,
de la victoria, la palma obtendrán.
Los proletarios a la burguesía
han de tratarla con altivez,
y combartirla también a porfía
por su malvada estupidez.
Rojo pendón, no más sufrir,
la explotación ha de sucumbir.
Levántate, pueblo leal,
al grito de revolución social.
Vindicación no hay que pedir;
sólo la unión la podrá exigir.
Nuestro paves no romperás.
Torpe burgués.
¡Atrás! ¡Atrás!
El 1º de Mayo de 1886 había sido escogido por los trabajadores de Chicago para imponer la jornada de ocho horas. Llegado el día, más de medio millón de trabajadores se declararon en huelga. Los trágicos sucesos que ocurrieron durante la primera semana, que provocaron centenares de trabajadores muertos por la vesania policial y parapolicial de la Agencia Pinkerton, y culminaron con el asesinato legal el 11 de noviembre de 1887 de los anarquistas Spies, Neebe, Parsons, Fischer, Lingg y Engel, sacudieron a los trabajadores de todo el mundo, intensificandose la luca obrera.
En España, varios anarquistas decidieron constituir el Grupo Once de Noviembre, en alusión a la fecha de ejecución de los seis Mártires de Chicago. Fue este grupo el que en los primeros días de junio de 1889 se dirigió a los diversos círculos anarquistas proponiéndoles la celebración de un Certamen Socialista similar al organizado cuatro años antes por los compañeros asesinados en Chicago y continuar del mejor modo su lucha en favor de la humanidad.
La respuesta favorable a la propuesta fue inmediata y masiva. 17 asociaciones obreras y libertarias ofrecieron premios. Las 17 cuestiones a las que debían responder los concursantes abarcaban cuestiones fundamentales para llevar a cabo con éxito la acción revolucionaria obrera. Por primera vez se consideró la necesidad de una simbología obrera y anarquista propias, en todo diferente a las que ofrecía la burguesía. Así, por ejemplo, a propuesta de la Comisión Organizadora, se ofrecía un premio, consistente en una suscripción popular de diez céntimos a una peseta" (llegó a 150 pesetas) a quien elaborase un himno revolucionario anarquista. El premio fue concedido al tipógrafo alicantino Rafel Carratalá Ramos, por su obra "Hijos del pueblo", cuyo éxito popular fue inmenso una vez que se estrenó el 10 de noviembre de 1889 en el Palacio de Bellas Artes de Barcelona, durante la Fiesta que culminaba el Certamen.
El jurado apenas dudó sobre el merecimiento de esta canción, que tan vivamente expresaba la inquietud obrera y su determinacion en la lucha por la sociedad sin opresión ni desigualdad. Como detalla la memoria del jurado, se trata de una melodía de marcado carácter tradicional, con rima y métrica populares, y cuya letra no se limita a la denuncia social sino que ofrece la lucha y la esperanza a los oprimidos. "Hijos del pueblo" sería cantado a partir de entonces en numerosas manifestaciones y actos organizados en los centros obreros anarquistas y en los ateneos libertarios y se convertiría hasta la llegada de "A las barricadas" en la canción más popular del movimiento libertario de habla hispana.
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