Colectivismo
Colectivismo por Bakunin adoptada, en general, por los antiautoritarios o federalistas dentro de la Primera Internacional.
Bakunin que, como Proudhon, rechaza el comunismo por considerarlo vinculado a un autoritarismo jacobino (piensa, sobre todo, en los seguidores de Babeuf, en Cabet y en Blanqui), es colectivista porque cree indispensable mantener el principio: «De cada uno según su capacidad; a cada uno según sus méritos». Supone que el olvido de esta norma no sólo implicaría una injusticia para con los mejores trabajadores sino también una drástica disminución del producto social.
Según la fórmula colectivista, la tierra y los instrumentos de producción deben ser comunes, pero el fruto del trabajo debe ser repartido en proporción al esfuerzo y la calidad del trabajo de cada uno. De esta manera, aunque bajo modalidades un tanto diversas, se conserva el régimen del salariado.
El colectivismo, que adoptaron luego como meta inmediata los socialdemócratas y que el Estado bolchevique pretende haber implantado (aunque no es difícil ver que allí, por una parte, no hay real correspondencia entre esfuerzo o mérito y salario, y por otra no hay verdadera propiedad social de los medios de producción) fue objeto pronto de agudas críticas en el seno de los grupos anarquistas.
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